Antropofagia renovada

Roberto Arizmendi

Antropofagia renovada
En esta hora ignominiosa para Honduras.

No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
Nicolás Guillén / “No sé por qué piensas tú” / El son entero.


Se nos han ido muriendo en esta historia humana
de odio y represiones.
Personas y esperanzas diluidas en el tiempo
desbordando su sangre por el delito de no guardar silencio
y no permitir que cercenaran su libertad, a toda costa.

De todas las edades han caído,
pero duele cuando mueren
aún en la edad de la esperanza,
cuando sus corazones vibraban sin temores
para anhelar y pedir un mundo nuevo.

Su delito era luchar por perfilar un nuevo espacio
con nichos de justicia para saciar el hambre,
buscar un techo a todos,
perfilar una sonrisa ilimitada
y una mirada altiva para alcanzar a divisar el horizonte.

Se nos han ido muriendo los constructores de sueños,
los que desde la madrugada anunciaban su esfuerzo y su constancia
para edificar las utopías y aniquilar el ansia de poder,
la soberbia, las riquezas mal habidas,
el usufructo vergonzoso, el odio enardecido.

Y son los soldados, los francotiradores, los guardias,
todos surgidos desde su condición de clase proletaria,
obligados a matar a ojos cerrados, por sumisión o hambre
atendiendo órdenes supremas de voraces detentadores del poder
autoproclamados dueños y hasta salvadores del mundo.

La historia de ignominias se repite.
Un antiguo Coliseo romano rehabilitado en cada siglo, nos recorre,
donde obligados se enfrentan los iguales
sólo para el divertimento, solaz ensangrentado,
Los poderosos: antropófagos recurrentemente renovados.


Neguemos el escarnio y el goce vergonzoso
de los que se asumen dioses en la tierra.
Unamos acción y esfuerzo, lucha permanente
contra el enemigo común, histórico verdugo.
Démonos las manos para construir juntos el mundo que anhelamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario