Olivier Herrera Marín (España)

POR HONDURAS,CONTRA EL GOLPE DE LOS HIJOS DEL MACHO CABRÍO.

Hace quince años, estuve en Honduras, en San Pedro Sula, y son varias y todas lacerantes las imágenes que guardo en mi memoria. Fui en misión comercial representando a las empresas francesas en las que prestaba mis servicios -en la década de los 90- para explorar la situación y las posibilidades reales de importar pomelos y, sobre todo bananas, tanto para el mercado francés como para Polonia y los Países Bálticos. Mis gestiones no podían llegar a buen fin y no llegaron, no me aportaron nada -en Honduras- en lo económico, pero me permitieron conocer de primera mano la realidad social, económica y política del País y responderles con propiedad -cada vez que se a terciado- a los leguleyos y demás sapos Iscariote que lo saben todo y son politólogos expertos en leyes y en constituciones al servicio del GRAN PODER.
Cada vez que he escuchado las afirmaciones banales, y por sesgadas nada objetivas, sobre la situación política y económica de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua… he respondido invariablemente ¡SÍ! ¡PERO!! … Seamos serios señores y hablemos con propiedad y seriedad de Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Ecuador, …en el contexto global de Latinoamérica, sin hacer abstracción del Imperio USA, de México y de Colombia, de Haití y de Perú, de Honduras y de Guatemala… hablemos de lo que hay que hablar y no piensen ustedes -los serviles- que su fondo de reptiles les va a conceder la autoridad moral y credibilidad necesaria (se llamen cardenal Óscar Rodriguez, o escribanos Álvaro y Alvarito Vargas Llosa) para que les escuchemos al seguir glosando el sexo de los ángeles o intentar renovar sus viejas mentiras y estupideces sobre la verdadera situación política y económica de TODA LATINOAMÉRICA. Ustedes no son cristianos ni son humanos, que son tan sólo los hijos clónicos del macho cabrío, los pobres gigolós, siervos y lame-culos del GRAN PODER. Expertos en ver la paja en el ojo ajeno, cuando el ojo es el de un pobre; blanco, negro, mulato o indio y ciegos para ver la viga en el ojo de su amo y señor, el mandamás de turno sea este un general, felón y gordinflón, Romeo Vásquez o sea un presidente -Goriletti- no electo, venal y usurpador.
Nadie ignora la extracción social de Manuel Zelaya, parte integrante y sustancial de esa misma élite oligárquica que utiliza hoy del Golpe de Estado para secuestrarlo y expulsarlo del País, antes que sus tibias reformas puedan poner en peligro su omnipotente presencia y control sobre todos y cada uno de los pilares del estado; El Parlamento, La Corte Suprema de Justicia y El Ejército. Los que han usado y abusado siempre de su poder sagrado y absoluto no están dispuestos a renunciar a ninguno de sus privilegios. Zelaya no es socialista ni es ningún radical progresista, pero en el contexto socio-político y económico de Honduras, hasta un liberal humanista, puedes ser acusado de izquierdista, de lo divino y lo humano, si acomete las mínimas reformas para hacer más llevadera la carga, la cruz que arrastra noche y día su pueblo. En el contexto de Centro América, él horrendo delito cometido por Zelaya, no ha sido otro que su humilde pretensión de reformar una Constitución obsoleta e inmutable, hecha a imagen y semejanza de los dueños de Honduras, de sus vidas y haciendas. Zelaya, en toda esta opereta bufa, ya no es Él, es lo que hoy representa. Manuel Zelaya, Presidente legitimo de Honduras, va más allá de sí mismo y trasciende, deja atrás su controvertido pasado para convertirse en símbolo y bandera de su pueblo.
El de Zelaya, es un cambio, que la oligarquía hondureña más obtusa y retrograda, no le van a perdonar jamás. El cambio de Zelaya empieza a operarse cuando siendo consciente del poder y de la enorme responsabilidad que tiene, comprende que tiene que cambiar de rumbo, de bando y hasta de partido, si quiere hacer algo y ser útil a su gente. Comprende que no puede permanecer insensible e inmóvil ante las carencias endémicas que sufre su pueblo en todo lo que se refiere a los derechos básicos e inalienables de toda sociedad civilizada y decente, sea o no sea está, cristiana. Zelaya, ve que la solidaridad con el más débil es un valor humano y universal. Ve que las infraestructuras básicas son algo esencial e inaplazable. Ve el derecho a la sanidad y a la educación públicas; al agua para beber y no enfermar, la electricidad, las escuelas y los hospitales, ve todo lo que no entra en los planes de los Goriletti de Honduras, de sus valedores (los obispos) ni de sus secuaces (los magistrados) que no meten la pata, meten el cazo y las manos.
Los Goriletti quieren perpetuarse bajo palio por los siglos de los siglos ¡AMEN!! Sin ceder un ápice de su ilimitado poder para mantener sécula in seculórum el statu quo vigente y las imágenes que guardo bien grabadas en mi memoria desde hace tres lustros, cuando fui a Honduras y entre por el aeropuerto de San Pedro Sula. Allí, me esperaba un coche oficial que el departamento de comercio exterior puso a mi disposición durante toda mi estancia. Camino de la ciudad, pude contemplar por la ventanilla de la derecha un paisaje natural e inconfundible, la hermosura celestial de la inocencia jugando desnuda y sucia entre los chanchos junto a sus casitas de juguete, de chocolate y mazapán, más propias de los cuentos de las mil y una noches. Ya en el Hotel al entrar en la habitación me encuentro, puesta sobre la cama con la mayor delicadeza, una cartita muy personal y delicada, ¡Si el Señor requiere de un servicio muy especial! ¡No dude en pedirlo, que le daremos plena satisfacción! No me extenderé ni entraré en detalles, sólo diré que tuve que responder una y cien veces ¡NO! ¡Gracias! Que el coche oficial -con chofer- fue todo un detalle, para llevarme a ver las plantaciones por el día y por la noche a… la discoteca o donde quisiera gozar y vivir la vida sin freno ni tope alguno.
Ya de regreso en París, a los pocos días, recibí en la empresa, una atenta, solicita e inesperada llamada, desde la sede central de Frupac Europa (Chiquita) en Holanda, interesándose por mis andanzas por Centro América, por mis necesidades y salud, para luego plantearme la conveniencia de mantener una entrevista personal en su sede, entrevista que no rechace, y me aporto más -en dos horas- que un curso completo sobre las relaciones comerciales internacionales y el modus operandi de las transnacionales. Lo que fue la entrevista y sus conclusiones no viene a cuento, me limitaré a decir que después de escuchar sus muy desinteresados y sabios consejos, sus ofrecimientos, me permití el decirles, en Holanda. “Señores, ustedes han hecho que me sienta muy honrado y les este sumamente agradecido por su deferencia, pero tenemos un problema de difícil solución, me encanta viajar, amo a la gente de Latinoamérica y siento fascinación por Perry Mason y Indiana Jones, lo que no es óbice, para que reconozca y respete su fuerza y su poderío, el de los machos dominantes en la manada de los elefantes, por ello, consciente y responsable de cuanto digo, les ruego que me escuchen y tomen nota, paren ustedes cuidado en no pisar a los conejitos, pequeños y juguetones, indefensos. No por nada, Señores, es tan sólo por aquello de que los conejitos que se mueven con agilidad entre las patas y se sienten muy protegidos a la sombra de los elefantes, pero si algo les perturba y se estresan les puede dar por comer y hacer el amor sin freno y sin límites, hasta comerse toda la hierba, sin pensar en sus propios gazapos ni en la sombra benefactora de los elefantes. ¿La respuesta de Chiquita…? Evidentemente, en Holanda jamás podía ser y no fue, la que me hubiesen dado en Honduras.
No hice negocios con Honduras ni directos ni indirectos con Chiquita pero hice algo intemporal que no tiene precio, escribir unos poemas de amor, que hoy les devuelvo a quienes me abrieron su puerta e invitaron a su mesa, poemas que hoy les entrego a la joven … recepcionista del hotel de San Pedro Sula, a ella, y a quienes me hechizaron con su sencillez y la luz de su mirada hasta poseer mi cuerpo y mi alma haciendo que mis versos fuesen un canto a la madre tierra y al agua limpia, a la vida y el amor de la gente más noble y sencilla, culta y laboriosa que he conocido.
Para todos mis amigos/as, hermanos/as del Perú, de Honduras… de toda Latinoamérica

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